Miscelánea

Envejecer con estilo, dignidad y esplendor

Por Bernat del Ángel.

 La magnífica Iris Apfel, una sensación de la moda en su novena década, falleció el 1 de marzo a los 102 años. Su cabello, gris tornándose blanco, cuestionó las normas convencionales de la belleza. Para Iris, las arrugas eran un distintivo de valentía, un recordatorio del tiempo bien vivido.

En un mundo obsesionado con la juventud eterna, ella abrazó la dignidad del envejecimiento con gracia y audacia.

Con una colección ecléctica de prendas y accesorios de todo el mundo, Iris desafiaba las convenciones de la moda con su estilo audaz y excéntrico.

No se preocupaba por la organización; prefería estar rodeada de posibilidades. A los 84 años, su vida dio un giro inesperado cuando el Museo Metropolitano de Nueva York, el MET, exhibió sus atuendos improvisados, convirtiéndola en una “estrella geriátrica”.

Lejos de someterse a la presión social de mantener una apariencia juvenil, Iris celebraba la singularidad de cada arruga y línea de expresión. Para ella, la belleza radicaba en la autenticidad y la autoexpresión, no en la conformidad con los estándares estéticos convencionales.

Su lema era claro: más es más, y menos es aburrido.

A lo largo de su vida, Iris demostró una habilidad excepcional para la improvisación y la creatividad. Desde sus días de infancia, aprendió a transformar retazos de tela en obras de arte, llevando la filosofía del “hazlo tú mismo” a nuevas alturas. Su curiosidad insaciable y su amor por la vida la mantuvieron joven de corazón, desafiando las expectativas de lo que significa envejecer.

Iris Apfel, una mujer que confrontó las convenciones de la moda y la edad, nos ofrece una perspectiva valiosa sobre la necesidad de parecer más jóvenes que enfrentan muchas mujeres mayores de 40 en las redes sociales. Iris demostró que la verdadera elegancia y estilo no están limitados por la edad ni por las expectativas de la sociedad.

Canas y arrugas son distintivo generador de estilo al vestir, testigos de autenticidad y negativa a conformarse con los estándares convencionales de belleza.

En contraste, las mujeres en los medios digitales a menudo se sienten presionadas a ocultar su edad y a perseguir una apariencia juvenil a través de chapuzas y retoques artificiales.

La obsesión por la juventud, impulsada por la cultura de la belleza y la perfección en línea, puede llevar a una espiral que en ocasiones se torna trágica y miserable.

En lugar de celebrar su madurez y experiencia, muchas mujeres se ven atrapadas en un ciclo interminable de comparaciones, autoexigencias y cirugías.

La historia de Iris Apfel nos enseña que la verdadera belleza no está determinada por la edad. En lugar de obsesionarse con parecer más jóvenes, las mujeres maduras pueden encontrar poder y confianza al abrazar su singularidad. Al igual que Iris, pueden desafiar las convenciones establecidas y expresar su individualidad sin disculpas ni justificaciones.

Aplicar valentía e irreverencia.

La edad no debería ser motivo de vergüenza, ansiedad, depresión y preocupación, sino orgullo y sabiduría.

¡Celebremos nuestras arrugas como historias grabadas en la piel y las canas como hilos tejiendo ideas geniales!

Que la vida nos encuentre llenos de experiencias, no de filtros. Anota. PdC.

1 Comentario
  1. Carmen Alva 8 meses ago
    Reply

    Muy bueno

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