“Mi crimen” “de François Ozon ofrece una encantadora dosis de comedia alocada y misterio en el París de la década de 1930. Basada libremente en la obra de teatro “Mon crime” de Georges Berr y Louis Verneuil, la película sigue a dos amigas que se ven involucradas en un caso de asesinato, desencadenando notoriedad y caos.

Ambientada en la exquisita decadencia parisina de los años 30Mi crimen destaca por su lujoso diseño de producción Art Decó, cinematografía bellamente iluminada y un elenco lleno de talento francés, incluida la legendaria Isabelle Huppert.

La trama se centra en Madeleine, una actriz en apuros, y Pauline, una abogada desempleada, que comparten un pequeño apartamento parisino y luchan por sobrevivir en la ciudad.

Sus vidas dan un giro inesperado cuando Madeleine se ve involucrada en un caso de asesinato, convirtiéndose en el centro de atención.

Mi crimen, aunque situada en el pasado, refleja las obsesiones modernas por el escándalo y las redes sociales, donde cualquier razón es válida para volverse famoso.

Pauline, como mejor amiga y abogada de Madeleine, decide aprovechar la situación, orquestando un juicio teatral que se convierte en sensación mediática en Francia.

Mi crimen  destaca las luchas feministas de la época, mostrando cómo las mujeres eran tratadas como niños en cuanto a sus derechos, pero como adultas en relación con sus crímenes, resaltando la falta de derechos de voto de las mujeres en 1935.

La película se desarrolla con un ritmo rápido y divertido, llevada por las dos jóvenes estrellas, Nadia Tereszkiewicz (Madeleine) y Rebecca Marder (Pauline).

Su amistad se convierte en el eje central, a medida que enfrentan situaciones cuestionables, como el cometer perjurio por la fama. La relación entre ellas también tiene un matiz queer, con Pauline evidentemente enamorada de Madeleine, lo que añade un toque agridulce a la trama.

La dirección de fotografía de Manu Dacosse realza la belleza de la paleta de colores pastel de la película, mientras que el mundo cuidadosamente elaborado rinde homenaje a la década de 1930 sin caer en la trampa de la nostalgia.

Aunque no alcanza las alturas de las comedias clásicas, Mi crimen es una visión entretenida y alocada del pasado. PdC.

Crítica de Antelmo Villa.

 

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Te puede gustar