CDMX, Octubre.- Al hablar de tecnología, es un tema que se piensa frío, falto de sentimientos, de calidez personal, sin embargo, recientemente la suspensión del servicio de Facebook e Instagram afectó a la economía global y también las emociones de los usuarios de estas redes sociales.
Como camino de fichas de dominó que va cayendo, así impactó e hirió susceptibilidades.
Sobre todo de aquellas personas que no tienen las destrezas normales de autorregulación emocional, para ellas las consecuencias del infortunio fue emocionalmente más importante, considera el profesor emérito de la Facultad de Psicología de la UNAM, Juan José Sánchez Sosa.
Quienes acostumbran a usarlas más de la mitad de su día y cuyas relaciones interpersonales, profesionales, escolares y académicas dependen de esos sistemas, pueden tener alguna afectación.
Aquellos individuos con buena regulación emocional, con relaciones familiares estables, sin problemas que los estresen más de lo habitual y que cuentan con formas de afrontar la suspensión temporal de las redes, el efecto de este hecho o la desaparición de un servicio es menor.
No obstante, el experto considera que es posible esperar que una parte de los usuarios de estas redes, tengan reacción extrema, como ansiedad, enojo o tristeza que puede ir más allá de lo que normalmente le ocurre a un individuo.
Pero también está la otra parte, quienes piensan que “estas cosas pasan, ya se quitará, recuperaré lo que pude haber perdido por esto, etcétera”.
El efecto emocional dependerá no solo del mayor o menor uso de estas plataformas de comunicación, sino también de la capacidad que el individuo tenga para autorregular sus emociones. PdC/DQ.
Fuente de Información: Boletín UNAM.