Mediante técnicas de lingüística computacional un grupo multidisciplinario de científicos de la UNAM avanza en un proyecto para detectar presuntas ideas suicidas en textos de usuarios de redes sociales como Facebook y Twitter.
El proyecto busca hallar características lingüísticas que sean identificadas y procesadas para hacer la detección del riesgo, lo que permitiría detectar personas que hipotéticamente deseen atentar contra su persona.
¿Cómo se logró?, a través de un conteo de palabras que se agruparon en distintas categorías lingüísticas y psicológicas; entre ellas, están el que usuarios en riesgo hablan de sí mismos, siempre en primera persona, no utilizan el plural, ni el ‘nosotros’, o ‘ustedes’.
Las frases con alguna presumible ideación suicida pueden contener: “yo me siento así”; “yo estoy pensando”; “¿por qué me sucede esto a mí?; “me ha pasado…”. Conceptos como “llorar”, “desesperación”, “soledad”, “frustración”, “deprimido”, “pesimista”, están también integrados.
También categorías de palabras que muestran ansiedad, angustia, tristeza o muerte, pero ineludiblemente van acompañadas del “yo”, explica el titular de Ingeniería Lingüística del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Gerardo Sierra Martínez.
“En suma, se analizaron tres conjuntos de textos diferentes, cuyo contenido era sobre depresión y suicidio, por un lado; y por el otro, sobre temas aleatorios. El análisis entre estos arrojó resultados contundentes respecto a que sí existen diferencias lingüísticas significativas que son señal de riesgo de suicidio”, alerta Gerardo Sierra.
Los resultados del proyecto, expuso el investigador, son inéditos para el país y para el idioma español mexicano.
Sin embargo, se requiere continuar con investigaciones que confirmen y amplíen los datos de esta primera aproximación al fenómeno, con el fin de tener elementos contundentes del uso del lenguaje para la detección de casos en riesgo.
La investigación es liderada por Gerardo Sierra Martínez, titular del grupo de ingeniería Lingüística del Instituto de Ingeniería (II), y Patricia Andrade Palos, académica de Posgrado de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM. PdC.