“Te entra por un oído y te sale por el otro”, es una máxima popular que los padres usan mucho cuando los hijos jóvenes no atienden a sus consejos, en este caso, el de no escuchar la música muy alta o los audífonos a máximo volumen pues se pueden quedar sordos.
Y es justamente cuando la consiga: “para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!” toma mucho sentido, pues si escucharan ese consejo muchos de ellos no tuvieran pérdida de audición; y no es que sea la única causa, pero si es uno de los factores para dejar de oír.
“Para oír de por vida, ¡escucha con cuidado!” es el tema principal del Día Mundial de la Audición, que se conmemora este 3 de marzo con el cual se busca educar sobre la importancia del cuidado del oído y no exponerlo a ruidos fuertes que como ya hemos citado es una de las causas de la falta de esta.
Y es que los números son muy “ruidosos”, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo mil 500 millones de personas viven con algún grado de pérdida de audición, de las cuales unos 430 millones necesitan rehabilitación.
De no atenderse, la organización estima que para cuando llegue el año 2050 ya habrá dos mil millones de personas más con algún grado de falta de audición y al menos 700 millones requerirán rehabilitación.
Pero ¿cuáles son las causas? Estas pueden ser genéticas, por complicaciones en el parto, por ciertas enfermedades infecciosas, otitis crónicas, uso de medicamentos ototóxicos, envejecimiento y exposición a sonidos fuertes.
En los pequeños, cerca del 60 por ciento de la pérdida de audición se debe a causas como otitis y complicaciones congénitas; en los jóvenes adultos, más de mil millones de ellos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente por prácticas de audición poco seguras.
Las causas de pérdida de audición en el periodo prenatal se debe a factores como:
*Factores genéticos: entre ellos, los que provocan pérdida de audición hereditaria y no hereditaria
*Infecciones intrauterinas: como la rubéola y la infección por citomegalovirus.
En el periodo perinatal:
*Asfixia perinatal (falta de oxígeno en el momento del parto)
*Hiperbilirrubinemia (ictericia grave en el periodo neonatal)
*Bajo peso al nacer
*Otras morbilidades perinatales y su tratamiento.
En la infancia y adolescencia:
*Otitis crónicas (otitis media supurativa crónica)
*Presencia de líquido en el oído (otitis media no supurativa crónica)
*Meningitis y otras infecciones.
En la edad adulta y edad avanzada:
*Enfermedades crónicas.
*Tabaquismo.
*Otosclerosis.
*Degeneración neurosensorial relacionada con la edad.
*Pérdida de audición neurosensorial repentina.
Factores a lo largo de la vida:
*Tapón de cerumen (tapón de cera en el oído)
*Traumatismo en el oído o la cabeza
*Ruido/sonido fuerte
*Medicamentos ototóxicos
*Productos químicos ototóxicos en el ámbito laboral
*Carencia nutricional
*Infecciones virales y otras afecciones del oído
*Retraso en la aparición de la audición o pérdida progresiva de esta por causas genéticas
Algunas causas se pueden prevenir a lo largo de la vida si se practica una buena higiene del oído, evitando los sonidos fuertes y con la adopción de un estilo de vida saludable.
¿Por qué es importante prevención y la atención oportuna e inmediata? La OMS refiere que de no atenderse, esta pérdida puede afectar de manera negativa muchos aspectos de la vida como la comunicación, el desarrollo del lenguaje y el habla en la niñez, la cognición, la educación, el empleo, la salud mental y las relaciones interpersonales.
La pérdida auditiva se puede prevenir a lo largo de la vida mediante intervenciones eficaces de salud pública.
En la niñez, casi el 60 por ciento de los casos se deben a causas que pueden prevenirse mediante medidas como la vacunación, la mejora de la atención materna y neonatal y el cribado y el tratamiento temprano de la otitis media.
En los adultos, la legislación para el control del ruido y la escucha sin riesgos, así como la vigilancia de la ototoxicidad, pueden ayudar a mantener la trayectoria auditiva y reducir el potencial de pérdida auditiva.
La detección es el primer paso para tratar la pérdida auditiva y las enfermedades del oído relacionadas con ella. El cribado clínico en momentos estratégicos de la vida permite que estas afecciones se puedan detectar en la etapa más temprana posible.
Con los avances tecnológicos recientes, que incluyen herramientas precisas y fáciles de usar, se pueden detectar las enfermedades del oído y la pérdida auditiva a cualquier edad. PdC.