Cuidar la alimentación, dormir bien, practicar un deporte, hacer ejercicios de respiración, identificar los pensamientos negativos y cuestionarlos, e interpretar los problemas como un desafío y no una amenaza, es una forma de combatir la ansiedad, claro, además de buscar ayuda con un profesional.
Si te encuentras en un estado de temor intenso y persistente, creyendo que algo terrible te va a pasar, es posible que sea un trastorno de ansiedad. Si es tu caso, lo más recomendable es que busques ayuda profesional, sugiere el académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, José Alfredo Contreras Valdez.
Explica que la ansiedad puede provocarnos dificultades para dormir o controlar la preocupación, aceleración del ritmo cardiaco y de la respiración, sudoración, temblor en las manos, piernas, entre otros síntomas.
No es común, pero la ansiedad puede llegar a ser incapacitante, especialmente cuando se desarrolla trastorno de pánico, un tipo de ansiedad en el que las personas tienen ataques repentinos -se producen rápidamente y en ocasiones duran varios minutos-, y momentos repetidos de miedo intenso sin haber peligro aparente.
En la tipo generalizada los individuos se preocupan por problemas comunes: salud, dinero, trabajo y la familia, pero sus inquietudes son excesivas y las tienen casi todos los días durante al menos seis meses.
También existen las fobias en la cual desarrollan miedo intenso a algo que representa poco o ningún peligro real. Su miedo puede ser a volar, a las arañas, a lugares concurridos o a estar en situaciones sociales (conocida como ansiedad social).
Contreras Valdez destaca que a veces los ataques de ansiedad se confunden con un cuadro de infarto, por lo que los individuos se asustan y acuden a una consulta de emergencia.
El especialista recomendó la asistencia a terapia psicológica para modificar patrones de comportamiento, pues a veces la ansiedad se confunde con estrés, y de no manejarse adecuadamente puede llegar a miedos intensos.
La ansiedad se trata de un sentimiento de temor e inquietud, por el cual las personas desarrollan temor exacerbado a lo que les rodea: pensamientos catastróficos, incertidumbre, irritabilidad, enojo, preocupación y algunos síntomas físicos como sudoración, aceleración de la respiración y latidos cardiacos, bochorno y falta de aire. PdC.