El paludismo es un trastorno ocasionado por la picadura de un mosquito que aun cuando ha disminuido sigue provocando miles de muertes en el mundo, específicamente en África.
Se estima que en 2020 el número de muertes en el mundo por este padecimiento fue de 627 mil, 95 por ciento de los casos y 96 por ciento de las defunciones se concentraron en África, de las cuales 80 por ciento correspondió a niños menores de cinco años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La especialista Lorena González explica que se trata de una infección causada por un parásito del género Plasmodium, del cual existen cinco especies que afectan al ser humano; una de ellas, Plasmodium falciparum, la más letal si no se trata a tiempo, se encuentra principalmente en África y en algunos países de Sudamérica.
En el caso de México, según el boletín epidemiológico, en 2009 se reportaron dos mil 595 infectados, aproximadamente, ocasionados por Plasmodium vivax, el más frecuente en nuestro país y extensamente distribuido en el mundo, causante de paludismo en su forma no tan virulenta o mortal.
La experta precisa que a diferencia de otros vectores como Aedes aegypti, principal especie responsable del zika, dengue y chikungunya, Anopheles tiene particularidades como reproducirse en agua más limpia y oxigenada, aunque algunas especies también lo hacen en aguas con más cantidad de materia orgánica. “Es un mosco un poco más delicado, pero con buena estrategia para propagarse”.
La universitaria recuerda que siempre habrá mosquitos y varios de ellos también serán vectores o transmisores de alguna enfermedad y que, al igual que las bacterias, crean mecanismos de defensa contra insecticidas y otros métodos de control.
“Por ello, muchos nos hemos volcado al estudio de los artrópodos para tratar de entenderlos, la meta es que no haya más personas afectadas por paludismo”.
En ese sentido, desde hace algunos años la académica de la Facultad de Medicina (@FacMedicinaUNAM) y sus colegas analizan el ciclo de replicación al interior de los glóbulos rojos (el estudio de moléculas o proteínas relacionadas en ese proceso).
En una segunda instancia estudian el efecto del parásito Plasmodium berghei en el sistema inmune del mosquito y su desarrollo dentro del insecto, todo ello encaminado a encontrar estrategias para su eliminación a través del propio mosquito.
Este equipo ha colaborado con otros centros de investigación, como la Universidad de California, Irvine. El objetivo es generar organismos genéticamente modificados para interrumpir los ciclos de transmisión de la malaria y de otras enfermedades causadas por esos vectores, detalla.
La académica del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM), Lorena González López, asevera que el progreso en el control del paludismo o malaria es alentador porque se podría hablar de la eliminación completa de una parasitosis que ha matado, y lo sigue haciendo, a miles de personas en el mundo.
Reconoce que es un hito la vacuna contra la malaria aprobada recientemente por la OMS y la primera contra una enfermedad parasitaria; representa un gran avance para el mundo de la parasitología, fueron más de 30 años de investigación para obtenerla.
Precisa que la inmunización, más el uso de mosquiteros, la fumigación, el análisis y tratamiento de los pacientes, así como tomar medidas pertinentes en caso de viajar a zonas con mayor riesgo y realizar tratamientos preventivos con prescripción médica, deben ir de la mano para mayor éxito en su combate, sobre todo en las infancias. PdC.