El 90 por ciento de los casos de cáncer cervicouterino detectado a tiempo, es curable. En nuestro país, es el segundo padecimiento más frecuente en mujeres en edad reproductiva. Al inicio es asintomático y puede pasar inadvertido.
El cáncer cervicouterino, la cuarta causa de decesos a escala mundial, aún registra cifras altas, cuando ya no debería haberlas. La meta es erradicarlo, pero falta mucho por hacer, ya que en el país es el segundo tipo de cáncer más frecuente en mujeres en edad reproductiva.
Luego del cáncer de mama, el cervicouterino registra cerca de 10 mil casos nuevos por año, y provoca de cinco mil a cinco mil 500 muertes anuales.
Con motivo del Día Nacional de la Lucha contra el Cáncer Cervicouterino, que se conmemora hoy 9 de agosto, cabe recordar que este mal consiste en la proliferación de células malignas en el cuello del útero, proceso que puede implicar meses o años, hasta volverse invasor.
Factores de riesgo
Existen diferentes tipos, pero el más frecuente, en 85 a 90 por ciento de los casos, es el llamado cáncer de células escamosas; otros menos comunes son, por ejemplo, el adenocarcinoma, el adenoescamoso o el neuroendócrino, pero son más agresivos.
En 99 por ciento de los casos, el cervicouterino se vincula con la infección por transmisión sexual del virus del papiloma humano (VPH); no obstante, hay otros factores de riesgo para padecerlo, como el tabaquismo e infecciones genitales, entre ellas clamidia o gonorrea.
El inicio de la vida sexual a temprana edad y tener relaciones sexuales con múltiples parejas, también son factores para el desarrollo de la infección por VPH que puede provocar el cáncer cervicouterino. “Todo eso se suma, pero la causa desencadenante es la persistencia del VPH”.
Al principio, el padecimiento es asintomático y puede pasar inadvertido. Por desgracia los signos y síntomas aparecen cuando la enfermedad se encuentra en estados avanzados.
¿Cuáles son los síntomas?, los principales son: hemorragia transvaginal después del coito, hemorragia transvaginal persistente, dolor pélvico, entre otros. Cuando la persona está prácticamente en estado terminal se presenta edema (hinchazón) de las extremidades inferiores o problemas para orinar.
Detectado en etapas tempranas, se cura el 90 por ciento de los casos; cuando hay signos y síntomas la enfermedad está en una etapa clínica conocida como IB2 (es decir, cuando el tumor está confinado al cérvix y mide más de cuatro centímetros de diámetro); en ese y otros estadios más avanzados las probabilidades de curación pueden ir de 50 a 80 por ciento; y en etapas donde el padecimiento se disemina y llega a otros órganos, disminuye la supervivencia a menos de 30 por ciento “aún con los mejores tratamientos”. PdC.
Con información de Lucely Cetina Pérez, académica de la Facultad de Medicina (@FacMedicinaUNAM) de la UNAM e investigadora en el Instituto Nacional de Cancerología.