Como siempre digo, los lomitos son maravillosos y desde que se hicieron “el más mejor amigo del hombre”, aunque a veces nosotros no lo seamos, han ayudado en diferentes formas con sus habilidades y aptitudes, lo que ha permitido que nuestra vida sea más fácil y segura.
Ya en otra entrega hablamos sobre los peludos de rescate que forman un gran binomio con su humano y juntos realizan una gran labor de rescate y ayuda en momentos de gran dificultad que hemos vivido.
Ahora me gustaría hablar de los perros guía o lazarillos como son conocidos por algunas personas.
Hablemos un poco de la historia de estos peluditos, ellos siempre han ayudado a los ciegos, puede verse en un antiguo testimonio: un reglamento de Estrasburgo del siglo XV en donde estipula que los mendigos no podían tener perros, a menos que fueran ciegos y, por tanto, dependieran de su amigo de cuatro patas.
Los primeros intentos de adiestrar peludos para ayudar a los ciegos tuvieron lugar en Europa, en el París del siglo XVIII. El adiestramiento profesional de los perros guía se estableció alrededor de 1900.
Han pasado muchas cosas desde entonces: los perros guía forman parte de la vida cotidiana en muchos paisajes urbanos; no deben mostrar ningún rastro de agresividad y deben tener un carácter equilibrado en general, deben mantener el control en medio de la agitada vida cotidiana en la ciudad.
Las primeras pruebas de carácter se realizan cuando son cachorros. Las pruebas de salud también son importantes para que pueda permanecer al lado de su humano durante mucho tiempo. Por ello, se considera una ventaja proceder de criaderos reputados. En ellos, los padres ya han superado numerosas pruebas de salud.
Uno de los perros guía para personas con discapacidad visual más conocidos es el labrador retriever, que tiene muchas cualidades. Sin embargo, muchas otras razas son adecuadas en principio para este adiestramiento.
Además, deben tener una altura de entre 50 y 65 cm para que les quede bien el arnés. Los pastores alemanes, los labradores retriever, los caniches gigantes o las razas mixtas también son adecuados tras pasar una correspondiente prueba de temperamento.
Ahora vamos al adiestramiento.
Si el cachorro supera las primeras pruebas de carácter, suele ir a una familia de acogida donde se le somete a una exhaustiva socialización y a un adiestramiento inicial. Tienen encuentros con otros perros y griterío infantil: en este periodo el lomito aprende a enfrentarse a todo con calma.
Si muestra instinto de caza o timidez, el entrenamiento se termina de inmediato, ya que la vida del humano puede estar en peligro más adelante si el perro se distrae con demasiada facilidad.
Después de un año, el peludo va con un entrenador profesional durante unos seis meses para un adiestramiento intensivo. Aquí pasa, entre otras, la prueba de perro de compañía.
Después comienza el entrenamiento con el futuro propietario. Es importante que el perro y la persona hagan buena pareja; para ello, los futuros usuarios suelen pasar por un procedimiento especial de selección.
A continuación, el dúo humano-animal se conoce y practican juntos durante algunas semanas.
Cerca de los 18 meses, el lomito puede mudarse con su nuevo dueño. Pero el aprendizaje conjunto no termina ahí. Un perro guía necesita un entrenamiento permanente, lo que significa que su humano tiene que practicar y repetir mucho con él.
Veamos que puede hacer un perro guía
Todo depende de su formación individual. Es indispensable la capacidad de guiar a su compañero humano con seguridad. Esto implica mucho más que andar delante de él. El perro guía reconoce los obstáculos para su humano y se los señala o los evita.
Ejemplo: se detiene ante las escaleras o las puertas y se abre paso entre las señales de tráfico y los bancos. Señala los escalones o los charcos grandes y lo dirige cuando hay estorbos como patinetes aparcados en la acera.
Reconoce también los obstáculos que no están cerca del suelo. Esto incluye, barreras que el perro podría pasar fácilmente si fuese solo. Se detiene ante los inconvenientes, aunque el humano le ordene seguir adelante.
Aprenden esta desobediencia inteligente para proteger a sus dueños del peligro. Sin embargo, la responsabilidad siempre recae en el ser humano, él determina el camino y dirige al perro en consecuencia.
Por el momento dejamos hasta aquí lo que debemos saber de los perros guías y en otra entrega terminaré este tema que en verdad es muy interesante.
“No me importa si un animal puede razonar. Solo sé que es capaz de sufrir y por ello lo considero mi prójimo.” – Albert Scheweitzer.
Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.
Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…
Fuentes: Gob.mx y Zooplus.es