La Loca del Gato y otras

¿Wera y Miau se volvieron locos?, no, es su momento zoomies

No sé si les ha pasado que de repente sus bolas de pelos empiezan a correr como desquiciados y saltan, dan vueltas, regresan y vuelven a correr como si no hubiera un mañana.

Bueno eso les pasa a Wera y al Sr. Miau, de pronto comienzan a correr por todos lados esquivando muebles, sillas, mesa o lo que se les pueda poner enfrente; corren como maníacos y luego de unos minutos vuelven a su estado normal y se acurrucan al lado de uno o se van a sus camitas.

Bueno con este comportamiento que no me inquieta, pero que si me llama la atención, me puse a investigar por qué sucede esto o por qué se presenta en determinados momentos.

Encontré que estos episodios conocidos con el término zoomies (palabra en inglés que significa explosión repentina de energía frenética) se conoció de su existencia en el comportamiento de los animales, especialmente en los perros y gatos, a principio de la década del año 2000.

Esta explosión repentina, médicamente se le conoce como “episodios aleatorios de actividad frenética”, o FRAP por sus siglas en inglés: frenetic random activity periods.

El artículo publicado en el portal 20minutos.es se explica la explosión repentina de energía puede suceder durante el día o la noche, en el interior del hogar o en la calle.

Inicia con una carrera enloquecida y brusca, corriendo en círculos, brincando, saltando y haciendo quiebros repentinos para esquivar obstáculos, manteniendo una gran velocidad. Dando todo lo que pueden dar de sí físicamente al margen del espacio en el que se encuentren.

Su duración es breve, segundos o escasos minutos, y quienes no han convivido con un animal de compañía previamente pueden llevarse un buen susto cuando muestran este brote de excitación por primera vez, lo que en ocasiones a pasado con algún invitado en casa.

En la mayoría de las ocasiones, los momentos zoomies se desencadenan por alegría, y canalizan su emoción en un ataque aleatorio y súbito de actividad.

Lo más importante es que no debemos preocuparnos, ni requiere supervisión veterinaria: es una liberación, aunque frenética, de energía acumulada sana y completamente normal que puede presentarse en cualquier edad o raza y en cualquier situación o contexto.

Ojo, no debemos confundir con síntomas del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), donde el peludo se persigue la cola de forma repetitiva y exhausta, o lame compulsivamente una superficie, y para esto sí es necesaria atención veterinaria.

Algunos de esos “desencadenantes” en los que parece ser más habitual que tengan su momento zoomie es recién bañados, al reencontrarse con alguien a quien aprecian especialmente o al llegar a una zona o lugar que les gusta en particular, como la playa o al soltarles en un parque.

En los gatos, por su ciclo de sueño y vigilia que es diferente, los episodios zoomie ocurren durante el crepúsculo o en media de la noche cuando los escucharemos correr por toda la vivienda, maullar, trepar, saltar y hasta pisotearnos de forma inesperada como máximo dos minutos. Luego de ese periodo de “parkour casero” vendrá la calma.

Cuando suceda esto, no debemos regañarlos ni reprimir estos estallidos de hiperactividad, ni enfadarnos, como ya se comentó, son explosiones esporádicas y saludables de energía; características de la naturaleza de estas especies que debemos asumir y entender si decidimos convivir con un animal doméstico.

Como natural que es la aparición de un episodio aleatorio de actividad frenética, ésta no se frenará aunque el perro haga ejercicio diariamente y aun con la estimulación ambiental que el tutor le aporte.

Los FRAP se detienen tan abruptamente como surgen y, en el caso del firulais, sensiblemente más expresivos que los michis, se mostrarán jadeantes, con un aumento en el ritmo cardíaco y aparentemente agotado, tras su explosión activa.

Tampoco nos harán el más mínimo caso durante su momento zoomie, por lo que no debe ser motivo de preocupación que se vuelvan repentinamente “sordos” durante el estallido.

De acuerdo con el consejo del biólogo evolutivo, ecólogo y etólogo Marc Bekoff, “debemos permitir a nuestros animales este comportamiento y sus momentos zoomies, siempre que estemos seguros de que no se harán daño a sí mismos y que se encuentren en un área segura”.

Ahora entiendo más cuando se ponen zoomies y ya no me vuelvo loca como al principio; el que más se aloca es Sr. Miau que los tiene en cualquier instante y que nos vuelve locos a todos.

En especial a Maya y a Wera con las que choca o les salta y les mete cada susto, pero en fin así es la vida de las personas que tenemos a preciosos peludos que hacen la vida menos rutinaria.

Y para no perder la costumbre, el Panzón ya empezó con su carrera loca, por lo que evitaremos estar en su paso.

“Mi raza favorita es adoptado”. – Anónimo.

Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.

Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…

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