¿Quién no se ha sentido transportado a otros tiempos al escuchar determinado tema en la radio?, ¿o cambiado el ánimo con una melodía o memorizado algo complejo al ritmo de una canción?
Estos son ejemplos de cómo la música nos afecta, y aún nos falta ahondar en las pautas de ello, aseguró el coordinador del área de Musicoterapia de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, Daniel Torres Araiza, quien también dirige el Taller Todos Somos Uno.
El caso de Angélica -el nombre no es el real, la historia sí- parece sacado de una película o un libro. Cuando se integró al Taller era una niña con una afasia tan pronunciada que varios la tomaban por muda.
De inmediato, el profesor Torres Araiza la hizo participar en diversas dinámicas de ritmo, armonía y melodía. Un buen día, luego de varias sesiones y sin previo aviso, Angélica rompió el silencio y se soltó a hablar. Al llegar a su casa prosiguió con una charla que, hasta hoy, continúa.
“Imagina lo que significa para una pequeña comunicarse con palabras cuando eso le resultaba imposible”, señala Torres Araiza,
A partir de enero de 2020 Daniel Torres coordina el área de Musicoterapia de la FaM y dirige el Taller Todos Somos Uno, de la UNAM, espacio donde una veintena de personas con capacidades diferentes -desde adultos invidentes hasta niños con trastornos del espectro autista- acuden los lunes, martes y viernes para cantar, tocar percusiones y, lo más importante, para convivir, crear comunidad y sanar.
“El grupo -fundado hace más de 25 años- se ha vuelto un lugar para superar retos y limitaciones”, refiere Daniel Torres.
Quienes forman parte de nuestro taller son muy diferentes hoy si los comparamos con el día en que entraron”. No hay duda, una vez que hemos escuchado música algo se transforma en nuestro interior. “¿Pero qué podría decir? A mí me dio vocación; desde pequeño, cuando la oí, supe que me dedicaría a ella”, apunta Daniel Torres.
Los interesados en inscribirse a esta actividad, pueden enviar un correo a: educacion.continua@fam.unam.mx PdC.