El pulmón de la Ciudad de México, el Bosque de Chapultepec, tiene 3.82 hectáreas de caminos en desuso o abandonados, revela el estudio “Sellamiento del suelo en el Bosque de Chapultepec y propuestas de restauración”.
La investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, Silke Cram Heydrich, quien participa en ese análisis considera que ese gran espacio se puede recuperar mediante la ruptura de la capa de concreto o cemento con el que está revestido.
La estudiosa refiere que actualmente en esas áreas se observa regeneración de plantas que crecen entre el asfalto intemperizado, lo cual es indicativo de la resiliencia del suelo y del potencial que tienen estas áreas para incrementar la biodiversidad.
Los resultados del trabajo, presentados en la revista Investigaciones Geográficas, del Instituto de Geografía, muestran que la primera y segunda sección, las más visitadas, tienen suelos modificados por el ser humano, con 45 y 52 por ciento de sellamiento, respectivamente.
Cram Heydrich explicó: “Es muy fácil decir qué bonito está el Bosque, y asociarlo inmediatamente a poner alguna infraestructura como, por ejemplo, un quiosco que requiere una base de cemento y así ya se selló otro pedacito de suelo, y con ello se anuló la función ecológica que cumple.
Justo queríamos llamar la atención de que es importante evaluar o considerar estas funciones y la necesidad de mantenerlas para que el Bosque de Chapultepec sea realmente un sitio de bienestar y recreación para los seres que lo habitan o pasean”.
La tercera sección, que se encuentra alejada de las principales vías de comunicación públicas, presenta 14 por ciento de sellamiento; en el lugar se encontraron aproximadamente 26 quioscos abandonados que cubren un área de cinco mil 955 metros cuadrados, destacó la experta.
Al respecto, Cram Heydrich consideró que lo ideal no es quitar las estructuras (quioscos, mesas de concreto u otras), sino romperlas para que esto permita la entrada de agua, semillas, acumulación de sedimentos y materia orgánica producto de la caída de hojarasca.
Debido a que en las dos primeras secciones la posibilidad de contar con los servicios ecosistémicos como infiltración y purificación de agua, captura de carbono y conservación de biodiversidad está fuertemente limitada, los expertos han sugerido a las autoridades del Bosque reconsiderar la necesidad de realizar nuevas construcciones y, de acuerdo con el caso, planear mejor su distribución para reducir, en la medida de lo posible, la superficie sellada.
La revisión del suelo surgió como una iniciativa impulsada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para evaluar la calidad del Bosque; participaron varios grupos de especialistas que revisaron el arbolado, la flora y la fauna, así como la calidad del agua superficial, lo relacionado con este recurso natural y sus corrientes. PdC.