“Ver lo invisible: el valor del agua” es el tema para reflexionar en la Semana Mundial del Agua de este año. Un tema que a veces parece no preocupar a muchos cuando la dejan correr sin tomar en cuenta que no solo en nuestro país, sino en todo el mundo existen millones de personas que carecen de ella.
Desafortunadamente, todavía hay miles de inconscientes que piensan que porque pagan por este servicio la pueden desperdiciar, y ahora sí literalmente, dejarla “correr como el agua”.
Y es que la escasez de agua va más allá de no tener para una sencilla acción como lavarse las manos, no, la falta de ésta impacta en la producción de alimentos, de energía, del cambio climático, la educación, la ciencia, la salud, y hasta en la más mínima necesidad del ser humano como parte de su presencia en el planeta, y de todo ser vivo.
Bien lo dicen quienes saben: El agua es el elemento básico sin el cual no está garantizada la vida. Y leamos algunas cifras que muestran la grave realidad de muchos pueblos y ciudades que carecen de ella, de niños que nacen, crecen y quizá ni conozcan el agua o sepan qué es.
Los datos son alarmantes: cuatro de cada 10 habitantes del planeta están afectados por la escasez de agua, sobre todo en las zonas rurales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Familia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) refieren que:
*2.1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura.
*4,5 billones carecen de servicios de saneamiento seguros.
*340,000 niños menores de cinco años mueren cada año por enfermedades diarreicas.
*Y al menos 1,800 millones de personas en todo el mundo beben agua que no está protegida contra la contaminación de las heces.
Esto es solo una parte del problema de escasez, porque:
*El 38 por ciento de los centros de salud del mundo no se abastecen de ninguna fuente de agua.
*19 por ciento de esos sitios carece de sanitarios.
*Y 35 por ciento de esas instalaciones opera sin agua ni jabón para asearse las manos.
Desafortunadamente esa es una realidad para millones de personas en todo el mundo que habitan en muchas regiones con una atención médica sin los medios más elementales de control de enfermedades y de prevención de infecciones: agua potable, saneamiento y buena higiene.
La Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Familia (Unicef) refiere que muchos hospitales no cuentan con el líquido vital para lavarse las manos, y los médicos atienden los partos de las mujeres que llegan a dar a luz, y ellas tampoco disponen de un baño mientras acuden a parir, y traen al mundo a un nuevo ser humano sin contar con agua ni jabón para su aseo esencial.
Ha transcurrido mucho tiempo sin lograr el anhelo de proveer diariamente a cada persona entre 50 y 100 litros de agua segura, aceptable y asequible, y quienes gozamos el tenerla muchas veces miramos hacia otro lado para no deliberar sobre un “tema-conflicto” que se convierte en un tema de conciencia ambiental, la distribución justa del agua. Y tanto, o más grave aún, dilapidamos el valioso recurso. PdC.
Con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Foto de Samad Deldar.