Un lugar en silencio: Día uno”, es una precuela que vale mucho la pena.
La saga de “Un lugar en silencio” vuelve a la carga con “Día uno”, y esta vez lo hace de manera más que brillante. Encabezada por las excepcionales actuaciones de Lupita Nyong’o y Joseph Quinn, y con una cinematografía y un diseño de sonido de primera, esta precuela no solo cumple sino que supera las expectativas. Al menos las mías.
Desde su debut en aquel 2018, “Un lugar en silencio” dirigida por John Krasinski, nos dejó boquiabiertos con su originalidad dentro del harto recurrente subgénero de criaturas. La secuela de 2020 mantuvo el nivel, y ahora Michael Sarnoski (conocido por “Pig”) nos presenta “Día uno”, que nos traslada a los primeros días de la invasión en Nueva York.
Lupita Nyong’o interpreta a Sam, quien lucha por sobrevivir en una ciudad sumida en el caos, acompañada por Eric, un británico interpretado por Joseph Quinn. Djimon Hounsou también regresa como Henri.
La trama nos arroja al bullicio de Nueva York justo cuando las criaturas aterrizan, sumiendo a la población en una confusión total. Las calles están repletas de edificios destruidos, coches volcados y explosiones por doquier. Aunque el espectáculo es emocionante a tope, carece de ese elemento crucial y que más de uno esperamos: más detalles sobre los bichos. Mientras disfrutamos viendo cómo todo comienza, seguimos sin saber mucho más sobre los alienígenas, lo que me decepcionó.
Lupita Nyong’o está bien como Sam, una mujer luchando contra el cáncer y lidiando con la pérdida de su padre y de su vida antes de la invasión. Su capacidad para expresar emociones incluso en silencio es impresionante, y el guion se toma el tiempo para desarrollar su personaje, haciéndonos empatizar profundamente con ella. Joseph Quinn, aunque tarda en aparecer, también destaca al retratar la soledad y el aislamiento de Eric, y su química con Lupita Nyong’o añade una dimensión emotiva que enriquece la historia.
El verdadero logro de “Día uno” es el equilibrio entre los personajes con el horror de las criaturas. Las interacciones humanas están en primer plano, explorando temas como la amistad, el duelo, el amor y la enfermedad terminal, todo mientras la amenaza de los bicharracos acecha. Esto crea una atmósfera llena de corazón y emoción que impulsa la historia.
“Un lugar en silencio: Día uno” aprovecha al máximo su entorno urbano, desde estaciones de metro sombrías hasta rascacielos de vidrio, utilizando estos espacios para crear momentos claustrofóbicos y llenos de tensión. La falta de diálogos, un sello distintivo de la franquicia, se maneja magistralmente, con un diseño de sonido que te permite escuchar hasta el más mínimo ruido en una sala de cine llena.
“Un lugar en silencio: Día uno” es un triunfo, combinando actuaciones sobresalientes, elementos técnicos brillantes y un equilibrio perfecto entre drama y horror. Aunque no responde todas las preguntas de los fans, se sostiene por sí misma y expande este intrigante mundo de manera convincente.
Crítica de Antelmo Villa.