Miscelánea

El bolígrafo no ha muerto, agoniza

¿Hace cuánto tiempo fue que escribiste un recado; la hora, el día, el lugar de una cita; una dirección, un número telefónico, la lista del súper, una receta de cocina o una carta de amor en una hoja de papel y con un bolígrafo? ¿Ayer, hace tres días, hace una semana, hace meses, hace cuánto? Lo cierto es que fuera del uso escolar, el empleo cotidiano de la pluma o el lápiz cada vez va siendo menos.

No podemos afirmar que el bolígrafo haya “muerto”, pero sí nos atrevemos a decir que está en agonía. Ya no se utiliza como antaño.

En esta era digital en la que las computadoras, tabletas o teléfonos celulares son usados para enviar correos electrónicos o mensajes ya sea por WhatsApp, Facebook o X, preguntamos: ¿en dónde queda la escritura a mano en una hoja de papel o en un cuaderno mediante una pluma o un lápiz?

¿Desaparecerá la pluma?

¿Llegará el momento en que desaparezca la escritura a mano con pluma o lápiz? Porque no me negarán que en estos tiempos cuando pedimos el número de teléfono ya no lo anotamos en el “papelito” o en una libreta o en la agenda, porque ¿quién en esta era tiene una  agenda?, nadie; todo está en “la nube”. Ahora sólo basta con enviarlo por el WhatsApp o llamar para que quede registrado.

Es más, con enviar nuestra ubicación es suficiente para que la otra persona tenga nuestra dirección o el sitio donde nos encontramos; o más aún, si queremos “comunicarnos” basta con mandar mensajes por WhatsApp o de plano mensaje de voz…

Ante la percepción de que ya poco se usa el bolígrafo, Pláticas de Café consultó al señor Joel Díaz Rodríguez, quien tiene más de 25 años de trabajar en La Casa de la Pluma, una tienda con aproximadamente medio siglo de existencia, especializada en la venta y reparación de bolígrafos, plumas fuente y roller.

Se sigue usando 

Joel Díaz, quien se dedica a la reparación y venta, señala que aun cuando ha bajado el uso cotidiano de los bolígrafos, éstos se siguen utilizando. Son los arquitectos, ingenieros, doctores y notarios quienes continúan usando ya sea el roller, el bolígrafo o la pluma fuente.

“Sí mucha tecnología, pero no todo es computadora”, los médicos usan el bolígrafo para firmar las recetas que expiden, en cambio los notarios, para subrayar y rubricar documentos. Los arquitectos para sus trazos usan las plumas Lamy.

La pluma (con tinta azul) sigue siendo necesaria para firmar contratos de compra-venta, de trabajo, pólizas de seguro, pasaportes, actas de nacimiento, certificados profesionales, boletas de calificaciones, credenciales…etcétera.

“La venta del bolígrafo ha bajado no por la tecnología, más bien por cuestión de la economía”; antes, platica el señor Joel, los corporativos compraban una gran cantidad de plumas para regalar a sus empleados y a altos ejecutivos; los médicos para obsequiar a sus colegas; y los políticos para dar a gobernadores, diputados y senadores. Ahora eso ha quedado atrás.

Plumas para todos los bolsillos 

No obstante, la venta continúa; hay padres que compran la pluma para el hijo que se gradúa, o los jóvenes para obsequiar a sus padres en fechas especiales. Diciembre es el mes con mayor venta, igual que en temporada de graduaciones.

Cuando se trata de quedar bien, una pluma Visconti o una Mont Blanc, la más económica, de 6 mil pesos; ahora que si es para el uso cotidiano, no está mal una Parker o ya de plano una Bic que “no sabe fallar”, dijera la frase de esta marca.

Para todos los gustos, bolsillos y marcas hay, desde una Pelikan, Parker, Bentley, Waterman, Lamy, Faber Castell, Sheaffer, Visconti o hasta una Mont Blanc. Y de precios, desde 900 hasta cinco o siete mil pesos.

El bolígrafo, el más usado

Entre el roller y la pluma fuente, el bolígrafo es el que más se usa y sobre todo con tinta azul para la firma de documentos.

Don Joel Díaz explica que la pluma fuente viene con una puntilla que puede ser en oro, plata o acero. Con el roller, tipo plumón, no se puede firmar porque traspasa el papel, en cambio con el bolígrafo sí pues su tinta es de aceite.

Fanáticos

Pese a la tecnología, todavía hay muchos apasionados de las plumas que se “casan” con una marca o edición especial.

Aunque la pluma ya no se usa para escribir una carta, mensajes, números telefónicos o direcciones, es un error pensar que el bolígrafo va a desaparecer porque todavía “hay mucha gente que lo sigue comprando”, hasta se vuelven fanáticos y coleccionistas.

Sin duda, como dice don Joel Díaz Rodríguez, aún hay quienes compran plumas y hasta las coleccionan, pero entonces ¿por qué nuestra percepción de que el bolígrafo va en desuso?

Para quitarnos esa idea de la cabeza o reafirmarla, realizamos una mini encuesta; a las personas les preguntamos si en ese momento llevaban consigo una pluma. La mayoría dijo NO. Sólo una de ellas acababa de comprar un bolígrafo pues como iba a realizar unos trámites, la necesitaría para firmar documentos. Dos personas más que no contaban con pluma en ese momento, confiaban que en la oficina a donde irían hacer gestiones les prestaran un bolígrafo.

¿Quién tiene una pluma?

A la pregunta de ¿por qué no llevan consigo una pluma, qué tal si necesitan anotar un dato importante, un teléfono o una dirección? La mayoría contestó que no se requiere tener un bolígrafo pues cualquier anotación la pueden hacer en su “smartphone”.

Aun cuando todavía hay quienes compran plumas por ser fanáticos o coleccionistas de ellas o por su actividad, lo cierto es que es muy raro que alguien lleve consigo una pluma.

Y en verdad, muy raro, pues en épocas atrás era indispensable llevar una pluma ya que podría resultar imperdonable no tener con que anotar el número de teléfono del chico o la chica que te había “flechado”. Perderías la oportunidad de contactarla después: era, ahora o nunca.

Es más hasta las camisas de los caballeros tenían un compartimento especial junto a la bolsa para meter el bolígrafo y lucirlo. De hecho, la pluma era un accesorio masculino que se lucía igual que un reloj. Las chequeras tenían un lugar especial para poner la pluma.

Como ven, el uso de la pluma para escribir una dirección, un número de teléfono, un folio, la lista del súper, el nombre de un medicamento o hasta un pequeño detalle como una carita sonriente, una flor o un corazón, se va perdiendo.

Ya no se escribe un “Te amo” en una hoja, en un pedazo de papel o en un post-it, ahora sólo basta con buscar el emoji que “expresa” lo que estás sintiendo o quieres y enviarlo por WhatsApp, y todo está dicho.

Continuamos con la pregunta: ¿hace cuánto tiempo que usaste una pluma? ¿Llevas en este momento una pluma? PdC.

Texto de Marypaz Monroy.

Foto de Lisa from Pexels.

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