Quienes vivimos en la ciudad poco o quizá nunca pensamos en el campo, nada sabemos de él; en qué época se siembra tal o cual cultivo, cuánto tardan en crecer o cuándo se cosecha, y no es que no nos interese. La misma dinámica de la vida en la ciudad hace que pongamos nuestra atención en otros temas y situaciones.
Pero cada que nos sentemos a la mesa a desayunar, comer o cenar, pensemos un momento en los alimentos que estamos a punto de degustar. Todos los procesos que tuvieron que pasar para que ese vegetal, verdura o fruta pudiera llegar a nuestra mesa.
Quizá pensar en eso nos puede hacer consciente en evitar el desperdicio de alimentos y darles el valor que merecen.
Les platico que el tema del desperdicio de alimentos cada vez va ganando terreno y no precisamente para bien, pues paradójicamente hay en el mundo personas que viven en regiones donde el suelo no es nada fértil y por consiguiente padecen de hambre, en comparación de países en donde se desperdicia la comida.
Les paso un dato, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2011 estimó que 1/3 de todos los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia.
Eso equivale a 1 300 millones de toneladas al año. Y la comida no es lo único que se desperdicia cuando no se consume: todos los recursos (como semillas, agua, piensos, etc.), el dinero y la mano de obra necesarios para producirlos también se pierden.
Y bueno, no solo eso, también resulta que hay meses en los no se siembra; cada región del mundo está a expensas del clima y de las estaciones del año.
En el caso de México, enero es conocido como uno de los meses más difíciles para la agricultura; en algunas zonas del país las temperaturas bajan drásticamente, pues es cuando el invierno está en pleno auge.
Cuando se llega a sembrar en el mes de enero, los cultivos deben ser resistentes a las heladas que caen por las madrugadas; mientras que el cuidado de los cultivos que se han sembrado en meses anteriores, debe ser preciso y minucioso para evitar pérdidas.
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en su página, explica que la etapa cuando hay más pérdidas del cultivo, es en la del desarrollo. Los tiernos brotes de las plantas suelen ser víctimas de las bajas temperaturas, retrasando el desarrollo óptimo de la planta, así como afectando la calidad y cantidad del producto final de la cosecha.
Algunos refranes agrícolas hacen referencia al campo, por ejemplo el que dice: “Enero y febrero son meses barbecheros”, lo que significa dejar descansar a la tierra para que se regenere.
Y justamente es lo que hacen los campesinos, de esa manera también se reponen los nutrientes esenciales de la tierra para poder albergar de nuevo algún cultivo.
Esta práctica agrícola también es utilizada como un medio efectivo para evitar la deterioración de los suelos y por ende, frenar los procesos de desertificación.
A que no tenían idea de que este mes es el más difícil para plantar y para que se desarrollen los cultivos, los alimentos que comemos a diario. PdC