Miscelánea

Voy a viajar… ¿y en dónde dejo a mis mascotas? 1/2

Con esto de que ya venían las celebraciones y todo sería amor y dicha; recibí la llamada de Gaby, una gran amiga, que ahora está radicando en Playa del Carmen y nos dijo que porque no pasábamos el Fin de Año con ella, su mamá y su peque.

Me dije ¿por qué no? es una gran oportunidad de pasarla en familia, conocer un hermoso lugar y además con unas maravillosas mujeres que la vida nos ha presentado  para que podamos caminar juntas.

Así que de inmediato puse manos a la obra, movilice a “mis bendiciones” (mis hijos) y nos pusimos a buscar boletos de avión para iniciar nuestra aventura.

Al fin conseguimos unos boletos que no estuvieran taaan caros, se compraron y empezamos con la danza de maletas, ropa, artículos que llevaríamos, en fin, un sinnúmero de movimientos controlados y algunos no controlados para poner en marcha esa maquinaria que todos llamamos planeación y que a veces parece más caos que orden.

Todo era vida y dulzura arreglando maletas hasta que caímos en la cuenta de… ¿y las otras bendiciones? (mis mascotas) ¿qué vamos a hacer con ellas, nos las llevamos, se las dejamos a un amigo o un familiar, las dejamos en un hotel? (si ahora ya existen hoteles para mascotas que cuestan igual de caro que el de los humanos).

Ahí empezó mi pánico, desde que llegaron a nuestras vidas no se han separado de nosotros, así que esta sería una misión imposible por ver qué haríamos con mis lindas mascotitas.

Lo primero que pensamos fue vamos a llevarlas, pero de inmediato nos asaltó la duda ¿cuánto nos costará y cómo las transportaremos?

En verdad es caro transportar a unas mascotas por avión y complicado buscar las transportadoras que requieren los perros para viajar en cabina, además de la preocupación al pensar que Sr. Miau viajaría en el área de carga porque no le permitían viajar en cabina y esto además de que no me gustaba, me asustaba.

La segunda opción fue buscar alguna amistad o familiar que quisiera quedarse con ellas o venirse a la casa y cuidarlas, esto fue complicado, algunas personas sabemos que no les gustan los perros y mucho menos un gato, otras tenían planes de viajar y por lo tanto no podrían apoyarnos.

La tercera y última era dejarlas en un hotel o pensión y aquí fue un viacrucis porque es importante que donde dejes a tus pequeñas “bendiciones” sean muy profesionales, ya que no puedes dejarlos en manos irresponsables porque en lugar de tener una gran experiencia puede ser todo un camino sin retorno para las “peques”.

Después de mucho investigar, preguntar y buscar dimos con una pensión que consideré era la adecuada, pero como decía la nana Tomasa “esta es otra historia” que ya les contaré…resuelto este tema proseguimos con el viaje dispuestos a divertirnos y vivir una gran experiencia. Continuará mañana sábado…CM/PdC.

Agradecemos la foto de Tove Liu en Pexels

 

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