Si eres de las personas que pese a los grandes esfuerzos que pones en cada proyecto de tu vida, eres incapaz de reconocer tus logros, entonces podrías padecer el síndrome del impostor, sí, como lo lees; un fenómeno multifactorial que te impide tener confianza en ti mismo.
De seguro te preguntarás ¿de dónde salió y de qué se trata esto? Bueno, pues Laura Barrientos Nicolás de la Facultad de Medicina de la UNAM, comenta que el síndrome fue descubierto primero en mujeres en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, con el tiempo se supo que afecta por igual a los hombres.
El síndrome se presenta más en personas que padecen problemas afectivos tipo depresivo, con trastornos de ansiedad generalizada y por déficit de atención e hiperactividad.
Pero de qué se trata; son personas que piensan que sus logros o triunfos son producto de “un golpe de suerte” o de la ayuda de los demás, pero no de su esfuerzo, capacidad, talento o creatividad.
Que pese a diplomas, títulos, trofeos o reconocimientos laborales, académicos, público o de la gente cercana, no creen tener mérito alguno.
De acuerdo a Laura Barrientos, más de 70 por ciento de la población en el mundo ha padecido el síndrome del impostor; es decir, siete de cada 10 personas en algún momento de su vida han creído que no son merecedoras de lo que logran por esfuerzo propio.
Su incapacidad para reconocer sus logros, les impide disfrutarlos como “éxitos propios”, y viven vigilantes, temerosos de que alguien descubra que cometieron un “fraude”.
De ahí que se sientan con culpa y como “impostores”. Sometidos a tanto estrés, en estas personas predomina la inseguridad. Pueden padecer ansiedad, depresión y tristeza, trastornos emocionales que afectan su desempeño laboral, académico o profesional.
Este síndrome no tiene una causa específica. Su origen es multifactorial: biológico, psicológico y social.
Las comparaciones o sobrestimaciones en la infancia (“tu hermana es mejor”, “no eres bueno en la escuela” o, por el contrario, “eres un campeón”), con el tiempo pueden propiciarlo.
Esa situación, “no forzosamente real”, es una creencia irracional que no permite al sujeto tener confianza en sí mismo, señala Barrientos Nicolás, integrante del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM. PdC.
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